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ALTA SELECCIÓN
Estée Lauder celebra su 75 aniversario
Estée Lauder fue una auténtica pionera en el mundo de la cosmética. Perseverante, creativa y apasionada, supo conectar con las necesidades de las mujeres de su época e innovar en nuevas formas de comercializar los productos cosméticos. Un legado que hoy sigue vivo, tanto a través de la marca como del grupo que llevan su nombre.
El verdadero nombre de Estée Lauder era Jose- phine Esther Mentzer, aunque todos la llama- ban Esty, un apodo que, con el tiempo, derivaría en Estée. Creció en el barrio neoyor- quino de Queens donde, de la mano de su tío, se despertó su fascinación por la elaboración de cremas de belleza. Pri- mero, en la cocina del domicilio fami- liar y más adelante en un laboratorio situado en un establo que había en la parte de atrás de su casa.
A finales de los años 20 del siglo pasado Estée conoció al que sería su marido, Joseph Lauter, con quien se iría a vivir a Manhattan tras su boda. También cambiaron su apellido por el de Lauder, resolviendo así un error ortográfico de muchos años atrás.
En 1946 la joven, ya convertida en Estée Lauder, decidió crear su propio negocio de maquillaje y cremas para el cuidado de la piel con el apoyo de su marido y, tan sólo un año más tarde, recibiría su primer gran pedido: 800 dólares en mercancía para Saks Fifth Avenue. Su idea de negocio era muy sencilla: cualquier mujer puede ser bella. Para vender sus cuatro primeros productos hacía demostraciones en salones de belleza, mientras las clien- tas esperaban sentadas bajo el seca- dor. Esta fue una de las claves de sus éxitos como la gran comercial que era: estaba convencida de que, para hacer una venta, era necesario mostrarle los resultados al consumidor y explicarle los productos. De ahí nacerían los servicios personales High-Touch que caracterizan a la empresa. De hecho, cada vez que abría una de sus tiendas asistía personalmente a la inauguración e instruía al personal sobre las técnicas de venta y exposición de la mercancía. Otra de sus ideas fueron los llamados regalos con compra, algo que, con el tiempo, se convertiría en una práctica muy habitual dentro del sector. Intuitiva y con una potente vertiente comercial, eligió el color turquesa para
los frascos de la marca porque consi- deraba que era un tono que transmitía el concepto de lujo y, además, quedaba bien en cualquier cuarto de baño. Otra de sus ideas, cuando empezó a realizar los primeros anuncios en papel, fue la de elegir a una modelo para que repre- sentara a todos sus productos. Tam- bién era partidaria de reunirse con los compradores de las tiendas y dedicar tiempo a los editores de belleza.
Otra de las ideas en las que confió fue en la eficacia del boca a boca: estaba convencida de que las mujeres a las que les gustaban sus productos habla- rían de ellos a otras mujeres. Así que uno de sus lemas era: Teléfono, telé- grafo, díselo a una mujer.
CON BUEN OLFATO
Otro de los campos en los que puso pronto a prueba su talento e intui- ción fue el de los perfumes. Hasta ese momento las mujeres sólo utilizaban perfume en las ocasiones especiales, productos que solían esperar como regalos de cumpleaños o aniversario. Lauder pensó que tenía que cambiar estas costumbres y que las mujeres se decidieran a comprar el perfume por sí mismas. Así nacería, en 1953, Youth- Dew, un aceite de baño que servía también para perfumar la piel. Su com- posición, a base de rosa, jazmín, vetiver y pachulí, tendría tal éxito que cata- pultó a la empresa hasta convertirla en un negocio multimillonario.
VISIONARIA Y DECIDIDA
Estée Lauder solía decir que “nunca soñé con el éxito. Trabajé para con- seguirlo”. Y es que supo combinar su faceta de empresaria innovadora con la de esposa y madre a la vez que man- tuvo su exquisito estilo, su gran sentido del humor y un carácter fuerte: siempre quería lo mejor y no aceptaba un no por respuesta. Gran amante de Nueva York, también era una viajera incansa- ble y tenía casas en diversos lugares, como Palm Beach, París y Londres. Era una gran amante de las artes y filán- tropa, vertiente desde la que apoyó proyectos cívicos y culturales, como la restauración del Palacio de Versalles y la construcción de parques infantiles en el Central Park de Nueva York. Siguió trabajando en la empresa hasta su jubilación, en 1995, y falleció en 2004. Su legado lo recogieron sus hijos y nietos, que se unieron al nego- cio familiar.
EL GRUPO LAUDER, HOY
Estée Lauder es, en la actualidad, la marca insignia de The Estée Lauder Companies Inc., del que forman parte también firmas con gran renombre internacional como La Mer, Clinique, Darphin, MAC, Bobbi Brown, Aveda o Jo Malone. Está presente en 150 países a través tanto de tiendas físicas como en el ámbito digital en los segmentos de tratamiento, perfumes, cosmética de color y peluquería.
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